Parroquia

La Santísima Trinidad (Málaga)

Homilía del Domingo

LOS DOS AL HOYO

Lc 6, 39-45

VIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Ciclo C

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SIETE DOLORES

El Sábado Santo la Iglesia guarda silencio. La Iglesia no hace hoy ninguna celebración, sino que como un centinela concentra toda su mirada en la

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LOS DOS AL HOYO

La Biblia es una fuente de refranes. Hoy nos ofrece uno muy popular: «Si un ciego guía otro ciego… los dos caerán en el hoyo». Jesús aprovecha este dicho popular para dejarnos una hermosa colección de consejos prácticos, que pueden convertirse en una lista de refranes.

El discípulo no es mayor que su maestro, dice Jesús a sus discípulos, aunque les llena de esperanza: si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. El Maestro adelanta a sus íntimos que seguirle supone compartir su destino: serán incomprendidos, perseguidos incluso, y hasta se honrarán en quitarlos de en medio… El buen discípulo pone todo su empeño en parecerse a su maestro, hasta dar la vida por él.

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? Es una sabia observación, extraída de la sabiduría popular e incorporada a los consejos sobre la vida moral que nos regala el Evangelio: mira primero tu propia vida, antes de juzgar la ajena. Es fácil constituirse en juez, es una manera de excusar el propio delito. 

No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno… repite el Maestro y concluye con ejemplos gráficos: cada árbol se conoce por su fruto: porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos… Y, surge el refrán: «por sus frutos los conoceréis».

El Maestro parece concluir con una enseñanza capital, que nos invita a mirar hacia dentro del propio corazón: el hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal: porque de lo que rebosa el corazón habla la boca. Es un sabio consejo para entrar en el propio interior y analizar la bondad de nuestras intenciones más profundas. Hoy, cuando prima el escaparate, el espectáculo de las redes sociales, la imagen externa reflejada en un selfi, el Maestro Jesús reclama una mirada al interior, donde anidan las intenciones, donde se gesta el bien y el mal. Que refrán más sabio: «De lo que rebosa el corazón habla la boca».

Todos estos consejos, traducen la sabiduría de un pueblo, que ha sabido retener en sus libros -libros Sapienciales- y en su tradición oral, una práctica heredada de padres a hijos y trasmitida en consejos de ancianos a jóvenes. El libro del Eclesiástico -libro Sapiencial- nos brinda sabios consejos para cuidar nuestra conversación. Porque nuestras palabras terminan denunciando nuestro interior:

El horno prueba la vasija del alfarero, y la persona es probada en su conversación. O sea, tus palabras dan cuenta de ti: lo que hablas termina denunciando lo que piensas. La apariencia es una cascara que termina cayendo, poniendo al descubierto la autenticidad del corazón. Repite el sabio: El fruto revela el cultivo del árbol, así la palabra revela el corazón de la persona…

Pensemos: ¿Despreciamos la sabiduría de la experiencia del anciano, y nos escudados en el anonimato de la erudición arrancada a internet? ¿Hemos perdido hoy la buena práctica del consejo? El buen consejo es una obra de misericordia.

Tuit de la semana: Aprender del otro y de la propia experiencia es de sabios. ¿Valoro los consejos de personas con experiencia? ¿Medito las enseñanzas de Jesús?

Alfonso Crespo Hidalgo

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