Parroquia

La Santísima Trinidad (Málaga)

Homilía del Domingo

UNA VOZ CÁLIDA, QUE DA SEGURIDAD

Jn 10,27-30

DOMINGO IV DE PASCUA

Ciclo C

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SIETE DOLORES

El Sábado Santo la Iglesia guarda silencio. La Iglesia no hace hoy ninguna celebración, sino que como un centinela concentra toda su mirada en la

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UNA VOZ CÁLIDA, QUE DA SEGURIDAD

Hoy es el domingo del Buen Pastor. Este cuarto domingo de Pascua tiene personalidad propia. En los tres ciclos litúrgicos, se evocan las palabras del Evangelio de Juan acerca de Jesús como Buen Pastor. El Maestro arranca de la vida del pueblo judío, un pueblo agrícola y ganadero, una de sus imágenes más reales y poéticas: la imagen de un pastor al frente de sus ovejas. Y describe las actitudes del pastor, desarrollando una de las parábolas más bellas del Evangelio.

La descripción de un buen pastor, dirigida a un pueblo que tiene experiencias de malos pastores, es muy gráfica y consoladora: un buen pastor va al frente de sus ovejas, las conduce al redil y las introduce por la puerta estrecha; ellas se guían por su voz, una voz cálida que da seguridad, voz familiar que les avisa del peligro y señala los verdes pastos y las aguas tranquilas en las que reposar. El buen pastor conoce a cada una de sus ovejas por su nombre… Y si tiene cien ovejas y se le pierde una, deja las otras 99 y sale en su busca. Si está herida, la carga sobre sus hombros y la devuelve al redil.

Jesús es tajante: se propone a sí mismo como ese buen pastor y exclama: mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna.; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano.  

Jesús, nos revela cuál es la fuerza que defiende a sus ovejas de cualquier peligro: Mi Padre que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno. El Evangelio de Juan manifiesta de forma singular esa unidad entre el Padre y el Hijo: nada hace el Hijo sin el poder del Padre; el Padre, siempre se complace en la acción el Hijo, que cumple su voluntad: no perder a ninguno de los que le ha confiado. A diferencia del líder fácil que viene a engordar su egoísmo con la bondad de las ovejas, el buen pastor cuida de ellas, hasta dar la propia vida por el rebaño.

La relación con Jesús, ser de su rebaño, seguirle como discípulo, brota de escuchar su voz. Seguir al Buen Pastor es mantener con él una relación, escuchar sus palabras de vida. Hay que traspasar la imagen bucólica del pastor para descubrir la imagen del Maestro, para encontrarme con Cristo resucitado que me pone en relación con su Padre Dios, también nuestro Padre. En la lectura del Apocalipsis que hemos proclamado se presenta a Cristo como un Cordero. Parece una incongruencia: un pastor que a la vez es cordero. Pero el mismo relato lo aclara: el cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hasta fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos. Cristo, Buen Pastor, es también el Cordero sacrificado en la Cruz para, al entregar su propia vida, darnos la vida eterna.

Nuestra vida se serena cuando oímos la voz confidente del Señor que nos dice: Yo soy el Buen Pastor, que da su vida por las ovejas… ¡Qué hermoso es traer a nuestro corazón esta bella imagen del imaginario infantil de nuestra catequesis! Y oír la voz cálida del Maestro: vosotros, sois mi rebaño…  y recrearnos en la medida de su amor por nosotros: el Buen Pastor da la vida por su rebaño.

Alfonso Crespo Hidalgo

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