Señor, somos conscientes de que no somos lo suficientemente humildes. Porque nos gusta que reconozcan nuestra valía y nuestros méritos. Porque nos consideramos superiores a los demás. Porque queremos tener razón en todo. Porque despreciamos a los otros, sus ideas, su cultura, su manera de vivir… Porque no hemos sido capaces de entender que en la humildad sin límites está la virtud para poder caminar sembrando el bien en derredor nuestro, sin arrogarnos méritos ni valías. Haznos sentirnos más humildes para aprender a servir mejor.
Los cristianos estamos llamados a participar en la construcción de un mundo mejor. Por eso las alegrías y sufrimientos de los demás debemos asumirlos como