Padre Dios, infunde en nuestros corazones el amor hacia Ti y hacia nuestros hermanos los hombres. Porque este es el mejor dique para contener los malos deseos que anidan en nuestros corazones. Que no nos cansemos nunca de practicar la caridad, porque en ella encontramos todas las herramientas para impedir que nuestras vidas sean estériles o queden encenagadas con acciones impropias de quienes nos confesamos hijos tuyos.
A menudo, nuestra lengua y nuestro comportamiento se muestran muy rápidos en enjuiciar lo que hacen los otros. Poca misericordia hay en nuestros corazones cuando