Ahí radica el verdadero amor, que lleva emparejado consigo la felicidad total de quien lo practica: entregarlo todo, sin quedarnos nada para nosotros. ¿Tarea difícil? Por supuesto, pero posible, como lo han demostrado tantos y tantos seguidores de Jesús a lo largo de la historia. Cuando damos todo lo que somos y tenemos alcanzamos en este mundo una inmensa felicidad que solamente será superada por la que recibiremos en la otra vida.
Dicen que existen tantas verdades como personas hay. En esta sociedad donde el relativismo y el egoísmo parecen dominarlo todo, son necesarios creyentes dispuestos a