Siervos tuyos somos, Señor Jesús. Tú nos has dado ejemplo del camino que debemos seguir si queremos ser de los tuyos: la cruz. Con ella a cuesta y clavados en ella. La cruz que nos lleva a renunciar a nuestros egoísmos y a buscar el bien de los demás. La cruz que nos habla de dar la vida, si preciso fuere, por ti y por los hermanos. La cruz que nos impele a ser valientes en la defensa de los pobres. La cruz que nos cuestiona permanentemente si estamos dispuestos a ser mejores. Sé Tú nuestro Cirineo y ayúdanos a llevarla.
A menudo, nuestra lengua y nuestro comportamiento se muestran muy rápidos en enjuiciar lo que hacen los otros. Poca misericordia hay en nuestros corazones cuando