Nunca seremos lo suficientemente humildes para merecer llegar a la altura de ser personas perfectas. Nunca nos debemos sentir mejor que nadie, ni siquiera de los que aparentemente son los peores. Porque quien busca ser el más grande no lo conseguirá; al contrario, será el más pequeño. En el grado de humildad que practiquemos seremos medidos y valorados.
Practicar la caridad con quienes nos rodean requiere que seamos capaces de mostrarnos correctamente con ellos hasta en las cosas más triviales. Porque la auténtica