Con el amor se puede transformar el corazón del hombre, que es el lugar de donde surgen las maldades humanas. A fuerza de amar, se consigue que la injusticia deje paso a la justicia, la paz se imponga sobre la violencia y la caridad se adueñe de los más abyectos egoísmos. A los que somos creyentes se nos manda que pongamos amor en todo lo que hagamos y en nuestras relaciones con los demás. De este amor seremos examinados.
Si nos agarramos con auténtica fe a la misericordia de Dios y nos fiamos de su bondad, caminaremos más seguros. Porque en la carrera de