En ocasiones aparentamos mostrarnos bondadosos con los que nos rodean, intentando justificarnos. Es como si pretendiéramos acallar nuestras conciencias y engañar al Señor. Necios de nosotros. Ignorantes somos. Quien ama de verdad, no busca estratagemas, ni divide en porciones lo que quiere dar, quedándose con parte. Amar a Dios de verdad es entregarse por completo a Él y a los hermanos que son imagen suya. Este amor exige, para ser tal, no medir sino ser agradecidos por poder dar.
Como humanos que somos, con todas nuestras debilidades, tenemos nuestra sensibilidad a flor de piel y sufrimos cuando nos critican y nos enorgullecemos si nos