Una persona rencorosa no va por buen camino. Quien desea ser buen cristiano, aparta de sí el rencor para poder abrazar a los demás con amor, sirviéndoles en las ocasiones en que lo necesitan. Un corazón despojado de rencores es un corazón lleno de paz y dispuesto a cumplir con sus obligaciones correctamente, ayudando a las personas que tiene junto a él.
Si realmente sentimos que somos creyentes, estamos obligados a hacer partícipes de nuestra fe a los demás. No debo apropiarme de Cristo, quedándonoslo únicamente para