Cuando nos ponemos realmente a disposición de Cristo, porque hemos comprendido que Él es nuestra razón de existir, no debemos tener miedo alguno en obedecer cuanto nos pida. Porque no pedirá nada que pueda perjudicarnos. Al contrario, todo lo que nos pida irá en provecho de nuestro bien espiritual. Si creemos en Jesús, digámoslo bien alto con nuestra vida puesta a su servicio.
Si nos agarramos con auténtica fe a la misericordia de Dios y nos fiamos de su bondad, caminaremos más seguros. Porque en la carrera de