Parroquia

La Santísima Trinidad (Málaga)

Homilía del Domingo

Vino a su casa y los suyos no lo recibieron

Jn 1, 1-14

NAVIDAD

Ciclo B

Homilías anteriores

No tengáis miedo

HOMILÍA DOMINGO XII T.O-A (25 junio 2023) Mt 10, 26-33 A todos nos gusta que el evangelio ilumine situaciones de vida que atravesamos; que nos

Seguir leyendo »

Señor y Dador de Vida

HOMILÍA DOMINGO PENTECOSTÉS-A (28 mayo 2023) Jn 20, 19-23 A muchos de los que celebramos la eucaristía en Pentecostés nos gustaría poder vivir las sensaciones

Seguir leyendo »

Vino a su casa y los suyos no lo recibieron

Las horas tempranas de la mañana de Navidad son silenciosas y tranquilas. El silencio acoge el cantar de algún pájaro lejano o el rodar de los pocos vehículos que circulan. Y tras las persianas bajadas se adivinan familias o personas solas que duermen después de la Nochebuena.

Porque la Nochebuena de este año ha tenido su particularidad. Llevábamos muchas semanas hablando de cómo sería: de si podríamos vernos, de cuántas personas podrían participar en las reuniones familiares, de hasta qué hora podríamos permanecer reunidos… Y a determinadas horas de esta noche las calles, como suele ocurrir en Nochebuena, estaban casi desiertas. Pero en esta ocasión no porque las casas estuvieran atestadas de gente. Fuera, las luces navideñas, algún que otro cartel deseando felices fiestas, algunos viandantes con rumbos y circunstancias desconocidas, taxis que iban y venían… Dentro de cada hogar reuniones reducidas; personas que intentaban encajar las circunstancias; alguna que otra fiesta que, por su algarabía, desafiaba el ambiente reinante.

Es bastante probable que en la mayoría de los hogares se encontraran personas vencidas por la pandemia, por un virus que les ha impedido tener la casa abarrotada, tener una mesa repleta de alimentos, que no falte ni un ser querido, dar abrazos y besos sin ningún tipo de prevención y poder salir a la calle sin mascarilla a tirar los petardos que se deseara. Anoche la ciudad estaba sumida en el silencio, el silencio de los privados de una tradición llena de encuentros, comidas, luces y regalos.

Sólo en algún que otro balcón aparecía la imagen del Niño Dios, como un desterrado o elemento accesorio de unas fiestas que nacieron en su honor. “Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”, nos dice el prólogo de Juan. En las casas de la Nochebuena de ayer o de la Navidad de hoy faltaba lo de siempre, pero también corazones que acogieran a Dios. Vino a los suyos, permanece con los suyos, camina junto a los suyos, pero los suyos no le reciben, ni le acogen, ni viven en su presencia ni en su consciencia.

Y, sin embargo, la calles de anoche eran un pesebre donde Dios nacía. Como ocurrió en Belén, anoche “nació” de forma anónima y callada en una sociedad que lo ignoraba. Anoche se hacía presente en cada casa: en la casa de fiesta bulliciosa, en la de cena de familia reducida, en la del que lo pasó sólo por obligación o decisión… Anoche nació en la calle desierta, en la mujer de seguridad que vigilaba la estación cerrada, en el transeúnte que dormitaba en el cajero automático del banco; en el que esperaba en la parada del autobús para ir no se sabe dónde.

Ayer todo era silencio en las calles. Para muchos el silencio del impedido o derrotado por la pandemia. Para otros el silencio del que está afectado por la situación pero también el silencio recogido y reverente del que quiere creer que Dios se ha hecho hombre y ha acampado en todas y cada una de las situaciones humanas. El silencio del que acoge un Misterio que lo desborda, que sólo lo intuye y atisba; el Misterio de Aquel para el cual nada de lo humano le es ajeno.

Homilías anteriores

No tengáis miedo

HOMILÍA DOMINGO XII T.O-A (25 junio 2023) Mt 10, 26-33 A todos nos gusta que el evangelio ilumine situaciones de vida que atravesamos; que nos

Seguir leyendo »

Señor y Dador de Vida

HOMILÍA DOMINGO PENTECOSTÉS-A (28 mayo 2023) Jn 20, 19-23 A muchos de los que celebramos la eucaristía en Pentecostés nos gustaría poder vivir las sensaciones

Seguir leyendo »