En una sociedad en la que abundan el engaño, la mentira, las medias verdades y la oscuridad, hay que tener confianza en que la luz de la auténtica Verdad, que es Dios, terminará por imponerse y se hará la luz. Los creyentes no estamos llamados a desentendernos de los problemas de este mundo, sino que hemos de contribuir a que se solucionen aportando la luz de la fe y la generosidad de nuestro trabajo.
Si nos agarramos con auténtica fe a la misericordia de Dios y nos fiamos de su bondad, caminaremos más seguros. Porque en la carrera de