El mal sale de lo hondo del corazón de los humanos. Esto hace que a menudo nos sintamos en desasosiego. Por eso es necesario que ni siquiera nos concedamos la más mínima oportunidad para pensar que los demás obran con malicia o son indignos de nuestra amistad. Dejemos de lado todos esos pensamientos que nos llenan de malicia, egoísmo y soberbia. Actuemos con mayor fraternidad con quienes nos rodean.
Jesús nos salvó en la cruz. En ella se inmoló por nuestras faltas. Por eso, el madero en el que fue sacrificado es el símbolo